Mi vida en 5 decisiones
Nací en Caracas y crecí en El Ávila y aunque eso no lo decidí yo, o tal vez sí, allí empezó mi vida. A los 4 años ya sabía leer y escribir. El primer libro que leí con cierta consciencia fue La vuelta al mundo en 80 días de Julio Verne. Me encantaba leer porque podía viajar a través de las páginas. Aun lo sigo haciendo. Leo, viajo, escribo.
Vamos con mi primera decisión: Tenía 16 años y debía decidir qué carrera estudiar. ¿Qué hice? Consulté un servicio de orientación vocacional. Después de varias sesiones, me hicieron un test, salió ¡99% literario! No me lo esperaba la verdad, yo creía que podía ser trabajadora social, o algo así. En todo caso, me gustaba el periodismo impreso. Pero no entré en Comunicación Social, sino en Artes. Y cuando tuve la oportunidad de cambiarme, no lo hice, porque ya estaba enamorada perdida de mi carrera: Artes Escénicas. ¿De qué vas a vivir, me decían? ¿Del amor al arte?
Segunda decisión: Al terminar Artes en la UCV conseguí una beca de postgrado, podía irme donde quisiera, yo elegí España porque amo mi lengua natal y quería hacer un máster en escritura de guiones de cine y televisión en Madrid. Mi sorpresa fue que cuando ya tenía prácticamente todo listo me dijeron que el máster se realizaría de forma online, mi beca era presencial, además yo quería viajar, viajar de verdad, así que terminé haciendo otros estudios: Máster en Teoría y Práctica del Documental Creativo en la Universidad Autónoma de Barcelona. ¿Fue una buena decisión? No lo creo, pero a veces el tiempo apremia y a todo se le puede sacar provecho. Después de ese máster no volví a ver los documentales de National Geographic con los mismos ojos.
Me quedé, un año era muy poco para entender mi nuevo entorno, así que vi la oportunidad de estudiar otro postgrado en la UAB y el Institut del Teatre, me apunté y ahora tengo un Máster en Estudios Teatrales, especialidad en Teoría y Práctica de la Dramaturgia. Así que como veis, me gusta la teoría, y la pongo en práctica. Genial, vamos bien.
Tercera decisión: Me quedé, me seguí quedando y sigo aquí. Ser migrante es duro. Es como tener dos vidas, la que imaginaste y la que tienes, una en teoría y otra en la práctica. En Venezuela era actriz, dramaturga, promesa de la literatura infantil y juvenil. Premio Teatro Infantil Nacional, Orden José Feliz Ribas y Mención Honorífica de la UVC por mi labor en el área Artístico Cultural. En Barcelona, he trabajado en compañías de teatro de títeres, de calle y de circo. He aprendido mucho colaborando en proyectos artísticos para el tercer sector, ese que no tiene dinero y en el que se trabaja por amor al arte. Sé un poquito de diversidad funcional, de salud mental y de abuso sexual infantil, tres premisas que no son muy vendibles, sin embargo, te digo: soy mejor persona.
Cuarta decisión: Soy madre. Cuando decidí ser madre tenía 36 años, habían pasado más de 30 años desde que había aprendido a leer y escribir. Cuando nació mi hijo, un amigo muy querido me dijo: “Ser madre no te cambia la vida, te la mejora”. Y es así como lo siento.
Quinta y última, por ahora, una vez que tuve a mi hijo en brazos descubrí que no podía seguir perdiendo el tiempo, porque cuando alguien depende de ti, el tiempo vuela y se vuelve más valioso que nunca. Así que empecé a abonar el terreno cada día, y desde entonces busco cualquier huequito para escribir, que es para lo que nací.
Sigo viviendo del amor al arte, y espero que tú también puedas vivir y disfrutar de él.
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